Una de las joyas arquitectónicas más emblemáticas de Barcelona ha salido al mercado inmobiliario con un precio que solo unos pocos podrán permitirse: 25 millones de euros. Se trata del palacete modernista donde se rodaron escenas clave de Vicky Cristina Barcelona, la película dirigida por Woody Allen en 2008 y protagonizada por Scarlett Johansson, Rebecca Hall, Javier Bardem y Penélope Cruz.

Ubicada en la exclusiva zona del Putxet–Bosc de Bertrán, dentro del distinguido distrito de Sarrià-Sant Gervasi, esta propiedad de ensueño fue construida en 1917 por el célebre arquitecto Enric Sagnier y restaurada con esmero por la familia de Juan Ignacio Peró, sus actuales propietarios.

Un escenario de cine y una obra de arte

El director neoyorquino quedó cautivado por la personalidad única de cada estancia y decidió convertir la casa en el eje central de su primera película rodada en Cataluña. De hecho, según fuentes cercanas a la familia, Woody Allen llegó a alojarse allí durante el rodaje, fascinado por la atmósfera del lugar.

La mansión se concibió como una reinterpretación de la clásica masía catalana, con elementos ornamentales de estilo plateresco que embellecen las aberturas del edificio. Lucas Fox, la inmobiliaria encargada de su comercialización, ofrece visitas privadas a potenciales compradores, aunque el precio estimado ha sido difundido por medios norteamericanos especializados.

Lujo, historia y privacidad en pleno corazón de Barcelona

Con una superficie construida de 1.100 metros cuadrados, el inmueble alberga siete dormitorios, siete baños, un amplio salón comedor de 74 m², biblioteca, cocina tipo office, bodega y una suntuosa escalera de roble restaurada. También dispone de un apartamento de servicio independiente, garaje interior, ascensor y una piscina climatizada excavada directamente en la roca de la colina.

La parcela, rodeada de un frondoso jardín, garantiza privacidad y silencio a escasos minutos del bullicio barcelonés. Y su mayor distintivo: está catalogada como Bien Cultural de Interés Nacional, lo que certifica su valor histórico y arquitectónico.

Una propiedad irrepetible

Más allá de su pasado cinematográfico y su arquitectura singular, esta propiedad representa una rara oportunidad de adquirir un pedazo de la historia de Barcelona. Elegancia, exclusividad y una ubicación privilegiada se conjugan en una de las residencias más espectaculares de la ciudad condal.